martes, 2 de febrero de 2010

Canalizar el fuego



Hay ciertas personas anónimas y nómades que van de un lado a otro enseñando lo que saben. Creo que muchas veces tienen un fin providencial, o algo así: el responder a una misión específica que se proponen para luego “dejar el edificio”

Quizá no sea necesaria la túnica ni el aire místico, uno puede encontrarse con sabios a la vuelta de la esquina, la gracia está en que cada uno escoge lo que desea guardar. Un buen ejemplo de “mentor efímero” es el Sr. Bergstrom, el maestro sustituto judío que llegó a enseñarle a Lisa lo importante de su identidad en los Simpsons, después adieu.


Mi amigo Canales es así, debe tener más de 60 años, él se fue como llegó: repentinamente. Le gusta Salvatore Adamo y The Beatles, autodidacta sabe alrededor de 8 idiomas (o a al menos cuenta con que nadie más los conozca) ama la historia y los almanaques; recuerdo haberle preguntado cómo almacenaba tanta información y me habló de la rara ecuación de pasión y disciplina, además de que nunca hay que parar de aprender; lo que me sonó muy bien y me inspiró, canalizar el fuego.

Posteriormente conocí a un reconocido punk chileno, el “mapache también es profesor y doctorado, estudioso del lenguaje y la filosofía; con él aprendí que puedo tomar lo más elemental de cada cosa, desde un libro de Schopenhauer hasta la retórica del filósofo Evaristo de la Polla Records.

Tal vez guías. No se si hablar de mentores, ello supondría un entrenamiento más largo (como una carrera de Jedi o líder hopi) de hecho en este momento no conozco la situación de estos maîtres. Fue una relación efímera pero en la que se plantearon cosas de gran significación a posteriori, ideas que sobrepasan el límite de lo banal, cosas que siempre llegan con una certeza que se agradece.