martes, 30 de marzo de 2010

Historia de Transantiago

Tarde rutilante de viernes previo festividad, de esos que se celebran.
Rechoncho en el asiento de atrás hablaba como con altavoz, provocando la casi inmediata fijación. Lo hace con tanta pericia que parece con cierto grado en materias de diálogo

Hablaba de los programas de televisión (demasiado pedir, no) de los que hacia un comentario exquisito; sonaba afable.

Ya cuando sus acompañantes dejaron el bus se busca unos escolares con quienes explayarse, pero lo ignoran. Daba miedo, muy extrovertido, en extremo; muy insólito para una micro donde se tiene que ir callado, con la mirada baja y perdida, ojalá con audífonos evitándose el escuchar a otros , pero sobretodo escucharse a uno mismo.